Sera la voz del olvido
que con tan ronco sonido
me desvela y hunde.
Aunque se bien
que es vagar sin luz
por el mundo
prefiero el ovido,
al sufrimiento continuo
y sin retorno,
de penar rememorando
el beso en que fundé
todos mis triunfos.
Ese olvido que es balsamo
donde en un suspiro
curar el mal
del amor herido.
Del amor lejano
que el ruiseñor aqueja
con su canto.
Quisiera y no quisiera
volver a escucharlo.