Oracion por Mis Amigos
Padre,
Te pido que bendigas a mis amigos,
Revélales nuevamente tu amor y tu poder.
Te pido que seas la guía para su alma.
Si tiene dolor, dale tu paz y tu misericordia.
Si tiene dudas, renuévale la confianza.
Si tiene cansancio,
Te pido que le des la fuerza para seguir adelante.
Si hay estancamiento espiritual,
Te pido que le reveles tu cercanía,
para un nuevo comienzo en la fe.
Si tiene miedo, revélale Tu amor,
y trasmítele tu fuerza.
Donde haya pecado, bloqueando su vida,
haz que busque la reconciliación
y perdónalo.
Bendícelo, concédele mas visión de Ti,
que tenga el apoyo de amigos
para darle fuerza y valentía.
Concédele a cada uno la luz
para poder distinguir las fuerzas negativas
que pudieran afectarlo,
y revélale el poder que tienen en Ti para superarlo.
Amén.
La verdadera amistad perdura y se fortalece
a través del tiempo y la distancia.
No necesitamos ver frecuentemente al amigo
para que la amistad perdure.
Basta saber que éste responderá cuando sea necesario, con un acto de afecto, de comprensión y a veces de sacrificio.
Recuerda que la amistad no se conquista, ni se impone ; se cultiva como a una flor ;
se abona con pequeños detalles de cortesía,
de ternura, de respeto, de comprensión y de lealtad.
Se riega con las aguas vivas de desinterés y
de cariño silencioso.
No importa las distancias, los niveles sociales,
los años o las culturas, ya que la amistad todo lo borra.
El amigo lejano, el de la niñez o de la juventud
produce íntima alegría de haberlo conocido,
pero más aún, contar todavía con él.
Nuestra vida se enriquece con su contacto
por breve que este haya sido.
La felicidad del amigo nos da alegría y
sus penas se vuelven nuestras,
porque hay un maravilloso lazo invisible
que une a los amigos.
Para el que tiene un amigo, no existe la soledad.
La verdadera amistad perdura y se fortalece
a través del tiempo y la distancia.
No necesitamos ver frecuentemente al amigo
para que la amistad perdure.
Basta saber que éste responderá cuando sea necesario, con un acto de afecto, de comprensión y a veces de sacrificio.
Recuerda que la amistad no se conquista, ni se impone ; se cultiva como a una flor ;
se abona con pequeños detalles de cortesía,
de ternura, de respeto, de comprensión y de lealtad.
Se riega con las aguas vivas de desinterés y
de cariño silencioso.
No importa las distancias, los niveles sociales,
los años o las culturas, ya que la amistad todo lo borra.
El amigo lejano, el de la niñez o de la juventud
produce íntima alegría de haberlo conocido,
pero más aún, contar todavía con él.
Nuestra vida se enriquece con su contacto
por breve que este haya sido.
La felicidad del amigo nos da alegría y
sus penas se vuelven nuestras,
porque hay un maravilloso lazo invisible
que une a los amigos.
Para el que tiene un amigo, no existe la soledad.