TuChiqita

 
registro: 25/03/2006
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KUMBIA KINGS - Why Did You


Why did you break my heart


And say your goodbye


Why did you break my heart


And leave me with tears in my eyes


How could you say you left me


When all your words were true


Let me say you really fooled me


My heart just didn't see it coming


I still can see the pictures on the wall


Of you and I when I walk through the hall


How can I forget the happy times


When I thought we were both in love


I still can hear your voice


When you would say to me you would never leave me


How I believed you


My eyes were just too blind to see


Oh I surrendered my heart


But you just tore it apart


How could you leave me so lonely, lonely


I gave my heart to you


How could you just leave me crying


Why did you break my hear


And say your goodbye


Why did you break my heart


And leave me with tears in my eyes


How could you say you left me


When all your words were true


Let me say you really fooled me


My heart just didn't see it coming


Tell me baby


Why did you have to leave


Just tell me baby


I'm begging you, begging you please


How could you leave


Without a word to say to me baby


And how could you think


That all my life without you here would be the same


When you went away


I can't believe the emptiness just hit me baby


My heart was crying so loud


I just could not believe it


Oh I surrendered my heart


But you just tore it apart


How could you leave me so lonely, lonely


I gave my heart to you


How could you just leave me crying


Why did you break my hear


And say your goodbye


Why did you break my heart


And leave me with tears in my eyes


How could you say you left me


When all your words were true


Let me say you really fooled me


My heart just didn't see it coming


Why did you break my hear


And say your goodbye


Why did you break my heart


And leave me with tears in my eyes


How could you say you left me


When all your words were true


Let me say you really fooled me


My heart just didn't see it coming


Ohhh


Ohhh


Whooooo


Ohhh


Hooooooo


La ouija


Hola, el relato que les mando es real, y lo confirmo, ya que fui parte del grupo de personas que lo vivieron, espero que sea de su agrado.
Todo comenzó un día en la escuela, éramos un grupo de cinco personas, a las que nos agradaba jugar la ouija.


Bueno para que comprendan un poco mejor la historia, la escuela que les comento era un clínica donde muchas personas murieron en un incendio y conserva algo inquietante en sus paredes. Bueno ese día llevamos nuestra ouija como siempre, como todos los días, pero no iba a ser como los otros, éste era diferente.


Asistimos a las clases como siempre, esperando que dieran las 10 de la noche, hora de salir. Cuando salimos nos quedamos escondidos hasta que todo el mundo se fue, una vez seguros de estar solos preparamos todo para comenzar , ya saben las velas, las oraciones que se tienes que decir etc.


El edificio donde estábamos era de tres pisos, nosotros nos encontrábamos en el segundo, como en muchos lugares, los salones están numerados. Nuestro salón era el número doce. Comenzamos a invocar a los espíritus y todo empezó normal, los contactos eran entes inofensivos que nos relataban como habían muerto, donde estaban ahora y cosas más o menos normales.
Ya cansados y a punto de irnos, yo dije:
- Una más y nos vamos.


Todos accedieron, y así fue como empezamos una nueva invocación que nos marcaría la vida para los restos. Le preguntamos:
- Cual es tu nombre?
A lo que contestó:
- Alma
- Quieres hablar con nosotros?
- Si, pero no aquí.
- ¿Donde?
- Vayan al 18.


Todos salimos corriendo en busca de alguna habitación que tuviera el número dieciocho, buscamos por toda la escuela y nada, hasta que se nos ocurrió mirar en el sótano y allí estaba, el salón número dieciocho.


En ésta planta sólo había un salón, y por alguna razón desconocida todos temían, pero decidimos armarnos de valor y entrar para seguir con el contacto.
Tomamos la ouija y preparamos todo nuevamente, preguntamos de nuevo:
- Alma ¿estas ahí?
- Si
- ¿Esta mejor este lugar?
- Mucho
- ¿Por qué nos trajiste aquí?
- Para mi venganza


Todos asustados tratamos de salir de ese lugar pero alguien había cerrado la puerta, tampoco podíamos abrir las ventanas, en nuestra desesperación notamos que una sexta persona estaba en el cuarto con nosotros, cuando la vi quise gritar pero no pude, es más, algo me atraía y me acerqué hasta ella como si estuviese hipnotizada, tome su mano y en ese momento pude ver su rostro. Era una mujer joven, con cara de sufrimiento, sus ojos y su pelo negros su vestido oscuro, y en pocas palabras hermosa. Cerca de ella sentía miedo, mas bien pavor, mis amigos trataban de jalarme pero la fuerza de ella era más fuerte, en el momento que toqué su mano vi como había muerto, sentí su dolor su rabia, y me pedía que matara a uno de mis amigos con tal de que ella descansara en paz, yo dije que no y me aventó por todo el salón como si fuera un trapo, quede muy mal psicológicamente. Por fin amaneció y pudimos salir de ahí. Todos estábamos golpeados y había sangre por todo el cuarto, escrito con sangre en la pared ponia: - VOLVERE -
Fue horrible y desde ese día, ya no hemos hecho la ouija, ese salón ya no se utiliza.


Una noche de Halloween, por hacer algo de miedo, jugamos a la Ouija, cosa de la que siempre me arrepentiré. La noche era fría, en el ambiente se notaba un aroma extraño, no sé definirlo con palabras; unos amigos y yo buscamos una vieja Ouija que mi familia siempre ha tenido guardada... Era de mi bisabuela, la cual había muerto cuando yo aún no había nacido, y siempre había querido conocerla. Mis amigos hacían eso por diversión, yo por un fin, puesto que quería hablar con mi bisabuela.


La sesión comenzó, entre risas mis amigos bromeaban, yo estaba muy serio, concentrado, pero ellos no lo notaron, hasta que cayó un rayo que iluminó toda la habitación oscura, seguido de un trueno, que estremeció hasta el último de mis huesos. Asustados por el rayo, mis amigos, se quedaron en silencio, como yo, concentrándose, de repente, el puntero de la Ouija comenzó a moverse. Preguntamos al unísono, quién era, pero no respondió.


El puntero se movía sin cesar de un lado para otro, sin formar palabras. Al final paró, y lentamente, formó las siguientes palabras: "Estoy yendo a por vosotros".


llamaba: Era una mujer, que estaba en el pasillo y gritaba por entrar a mi habitación. El cerrojo estaba echado, no podía entrar, pero parecía que iba a tirar la puerta abajo.


La mujer gritaba desesperada, la puerta iba a caer, así que empujamos la cama para atrancarla. La mujer cada vez más desesperada, gritaba mi nombre. Yo tuve el impulso de abrir la puerta, pero me contuve, esos gritos eran desesperados.


Entonces me di cuenta: Era mi bisabuela; algo me lo decía, aunque no podía explicar cómo lo sabía.

Me lancé a abrir la puerta, quería verla, tenía que verla, pero mis amigos me agarraron. Los gritos cesaron, una de mis amigas, tuvo un ataque de nervios. Nos acercamos a consolarla, pero una voz grave y fuerte salió de ella diciendo que no nos acercáramos. Nos quedamos de piedra.

La mujer del pasillo comenzó a gritar de nuevo: "¡Os lo advertí, y no me hicisteis caso, ahora moriréis!". Mi amiga comenzó a moverse de un lado a otro, diciendo que nos mataría. Intentamos abrir la puerta pero no pudimos. Los gritos volvieron a cesar, conseguimos abrir la puerta, yo salí primero, pero se cerró detrás de mí. Oí los gritos aterrorizados de mis amigos, histéricos, pidiendo socorro, dando patadas a la puerta para abrirla.


Escribo mi historia, cuarenta y cinco años después de que ocurriera, pues acabo de salir de la cárcel, culpado por el asesinato de mis amigos, los cuales encontré muertos cuando conseguí abrir la puerta de mi habitación.


Un viernes trece





La noche de un viernes trece quedamos una amiga y yo para ir a su casa a dormir. Era una noche lluviosa y gris, sus padres no estaban, así que nos lo íbamos a pasar en grande. Nos alquilamos una peli, nos hicimos unas palomitas y unas pizzas, y nos dispusimos a ver la película. Nada mas poner la peli, llamaron a la puerta, nos acojonamos y como tontas empezamos a gritar.
No abrimos la puerta. Pasaron 5 minutos y se nos quito el miedo, pero llamaron al teléfono, y otra vez a gritar. Tampoco lo cogimos, e hicimos mal. De repente el ordenador sonó, era un

email que habíamos recibido en el que ponía: "No me habéis abierto la puerta, no me habéis cogido el teléfono, pero aun así e podido entrar".
En ese momento la sangre se nos heló, empezamos a temblar, y a mi amiga una lágrima le escapó del ojo. Decidimos acostarnos y no ver la peli. Justo cuando nos acostamos, recibimos otro email. Nos miramos las dos, indecisas, nuestras caras representaban un rostro asustado, y nos temblaban las piernas y las manos.
Al fin decidimos ir a leer el email. En este ponía: "Se que estáis asustadas, se que vuestros corazones van acelerados, y también se, que mañana no vais a contar esto. MIRAD ATRÁS!!!!!"
No nos atrevimos a mirar, y lo único k se me ocurrió es pedir ayuda a dios, pero no me sirvió de nada.
Mi amiga me dijo: -Esto es una chorrada, voy a mirar para atrás. Y cuando mi amiga miro para atrás, empezó a gritar y de pronto, se calló. Yo me asusté. No pude soportar mas ese miedo que había dentro d mi, así que lo primero que se me ocurrió fue coger un jarrón y rompérmelo en la cabeza para perder el conocimiento. Y así lo hice.
Al día siguiente me levante en un hospital. Me encontraba rodeada de gente extraña, no reconocía a nadie. Una señora me gritaba y me decía que era mi madre, pero no lo era, yo no tengo madre, o eso creo, no recuerdo nada,
solo recuerdo....... ¡¡¡¡Una cara demacrada apuñalando a mi amiga!!!!!

No escarben en la tierra!!!!


Ésta es una historia completamente verdadera.


Era noviembre. Mi amiga Clara y yo, vivíamos en el mismo pueblo, y esa tarde habíamos quedado para coger muestras de tierra para un trabajo que debíamos hacer en clase de Biología. Nos entretuvimos mucho hablando y jugando sin darnos cuenta de que empezaba a caer la noche sobre los solitarios campos de Montejícar. Dándonos prisa excavamos por diferentes lugares para coger tierra. En un inesperado instante mi amiga gritó:¡mira lo que hay aquí! y efectivamente, había algo. Era una muñeca. Era aterradora, todo hay que decirlo: pelo rojo, ojos casi desencajados, y lo más chocante era su profunda seriedad, algo extraño en muñecas para niñas. Allí se hallaba semienterrada y vestida de blanco. Pero en fin, allí se quedó. Al emprender de nuevo el camino a casa, Clara, empezó a sentirse mal. Yo la cogí de la mano y nos fuimos al pueblo hasta llegar a su casa. Fue la última vez que la vi viva. Esa misma noche,1 hora después más o menos su madre llamó muy tarde a casa llorando diciendo que Clara se estaba muriendo en la UVI del hospital. Yo me enteré de la horrible desgracia al día siguiente. Efectivamente, Clara, había muerto esa noche, sin ni el más mínimo previo aviso de falta de salud en sus días anteriores.'Una niña de 9 años muere en Montejícar sin causa aparente' decía la prensa un día después del suceso. El pueblo entero acudió a darle el último adiós.


4 ó 5 años después de dicho acontecimiento leí algo que me heló la sangre. Fue escalofriante y de hecho me tuvo 8 meses bajo tratamiento psicológico. Leí que la persona que tenga una enfermedad en fase terminal y no tenga cura, enterrará una muñeca vestida de blanco, y en el momento que otra persona encuentre dicha muñeca, pasará a ésta el mal y padecerá la enfermedad a partir de dónde se quedó la persona que entierra la muñeca, la cuál, quedará sana y totalmente curada. Entonces, pienso yo: si en vez de ir a coger la tierra esa noche, hubiésemos ido al día siguiente, ya no hubiera tenido efecto, y Clara no hubiera muerto, porque la persona enferma que la enterró, habría muerto en el mismo momento que Clara.


Ya han pasado 10 años desde aquello.


En memoria de Clara (1984-1994).Te queremos, Clara.


No escarben en la tierra!!!!


Ésta es una historia completamente verdadera.


Era noviembre. Mi amiga Clara y yo, vivíamos en el mismo pueblo, y esa tarde habíamos quedado para coger muestras de tierra para un trabajo que debíamos hacer en clase de Biología. Nos entretuvimos mucho hablando y jugando sin darnos cuenta de que empezaba a caer la noche sobre los solitarios campos de Montejícar. Dándonos prisa excavamos por diferentes lugares para coger tierra. En un inesperado instante mi amiga gritó:¡mira lo que hay aquí! y efectivamente, había algo. Era una muñeca. Era aterradora, todo hay que decirlo: pelo rojo, ojos casi desencajados, y lo más chocante era su profunda seriedad, algo extraño en muñecas para niñas. Allí se hallaba semienterrada y vestida de blanco. Pero en fin, allí se quedó. Al emprender de nuevo el camino a casa, Clara, empezó a sentirse mal. Yo la cogí de la mano y nos fuimos al pueblo hasta llegar a su casa. Fue la última vez que la vi viva. Esa misma noche,1 hora después más o menos su madre llamó muy tarde a casa llorando diciendo que Clara se estaba muriendo en la UVI del hospital. Yo me enteré de la horrible desgracia al día siguiente. Efectivamente, Clara, había muerto esa noche, sin ni el más mínimo previo aviso de falta de salud en sus días anteriores.'Una niña de 9 años muere en Montejícar sin causa aparente' decía la prensa un día después del suceso. El pueblo entero acudió a darle el último adiós.


4 ó 5 años después de dicho acontecimiento leí algo que me heló la sangre. Fue escalofriante y de hecho me tuvo 8 meses bajo tratamiento psicológico. Leí que la persona que tenga una enfermedad en fase terminal y no tenga cura, enterrará una muñeca vestida de blanco, y en el momento que otra persona encuentre dicha muñeca, pasará a ésta el mal y padecerá la enfermedad a partir de dónde se quedó la persona que entierra la muñeca, la cuál, quedará sana y totalmente curada. Entonces, pienso yo: si en vez de ir a coger la tierra esa noche, hubiésemos ido al día siguiente, ya no hubiera tenido efecto, y Clara no hubiera muerto, porque la persona enferma que la enterró, habría muerto en el mismo momento que Clara.


Ya han pasado 10 años desde aquello.


En memoria de Clara (1984-1994).Te queremos, Clara.